
Bendita fragilidad, que nos hace simples, etéreos y débiles,
que nos hace sentir todo con mayor intensidad, que nos duele.

Bendita locura, que enloquece y nos transforma.

Bendita alma.

Bendita sencillez, que lo vuelve todo más bello.
Arriesga si el beneficio es mayor que el riesgo, vive cada minuto, como si fuese el último, con la misma intensidad, porque todo cuenta.